¡Crees que la educación en los pueblos de latinoamérica podrá tener algún punto de incremento en los próximos 5 años?

domingo, 7 de octubre de 2012

EL MÉTODO DE CASAUBON

J.B Casaubon regresa de su temporada en Brasil, en donde estuvo para intentar borrar los sucesos relativos a la desaparición de alguien que aseguró encontrar el verdadero secreto de los antiguos Templarios. A su llegada a Italia se da cuenta de que no posee un oficio, a pesar de haber terminado un doctorado en filosofía con el tema de los Templarios. También descubre que los estudiantes universitarios de la época suelen consultarle sobre temas que nadie más conoce; más aún, el suele tener la respuesta. De este modo decide instalar su oficina para consultas de temas que nadie está dispuesto a buscar. Se imagina siendo una especie de Marlowe. Así inicia su vida de “Samáspade” y la aventura que le hace perder familia, amigos y posiblemente la vida. Los primeros casos de investigación que tiene que llevar a cabo el personaje creado por Umberto Eco en la novela “El Péndulo De Focault”, le obligan a utilizar métodos de investigación que todavía se utilizan en la actualidad, a pesar de “google, redes sociales y los navegadores de internet”. El recurso primordial de Casaubon es la búsqueda en bibliotecas; revisar antiguos volúmenes, encadenar una idea a otra, crear una disciplina de asociaciones de eventos. De esta guisa el protagonista comprende que no solo debe buscar en libros polvorientos, hace falta un sistema que le mantenga más cercano a la información. Además de utilizar ejercicios mentales en los que permuta las distintas informaciones con datos e hipótesis que va recogiendo, recurre la herramienta principal de investigación periodística: La Entrevista. Realiza entrevistas con sus compañeros de investigación, con detectives de la policía, un taxidermista, con una mediun y con cuanto individuo pueda facilitarle algún filamento que le haga conducirse por el sendero que le guiará al siguiente paso. Luego de pasar los datos encontrados en libros, de transcribir las entrevistas y en definitiva, sistematizar la información, procede a comparar. Realiza contrastes entre las opiniones de todos los entrevistados y las referencias bibliográficas que ha consultado. A este paso le sigue la creación de una tésis definitiva, para entonces enfocarse en conseguir la prueba precisa que le indique las fallas posibles en su hipótesis. J.BCasaubon comparte informaciones, entiende que es una estrategia adecuada para obtener retroalimentación informativa. Sus técnicas también figuran de cierto modo en otras obras de eco. Muestra que las preguntas más eficaces no son aquellas que acorralan sino las que inducen a la complicidad, como en el caso de la correspondencia que sostuvo con un obispo de roma (recogidas en el volumen “¿En Qué Creen Los Que No Creen?”. aquí Umberto sugiere temáticas de controversia relativas a temas de la iglesia, siempre en un marco de camaradería, complicidad, pero con la intensión fija de obtener una declaración significativa. Este sistema también lo utiliza Casaubon. Además, entiende que en ocasiones, se precisa de la infirtración; la mejor manera de encontrar lo que se busca, es viviendo en el ambiente en que se encuentra lo investigado. Este mismo procedimiento utilizan los que practican el controvertido “Periodismo Gonzo”. Un ejemplo de este tipo de periodismo es el escritor Roberto sabiano, quien para escribir el libro “Gomorra” sobre la Camorra italiana, se vio en la obligación de infirtrarse en el centro de la mafia de Italia. Casaubon, quizá sin saberlo brinda en el Péndulo de focault una importante lección de metodología de investigación. Quizá demostrando también como las lecciones de comunicación y periodismo pueden ser encontradas entre las líneas del arte de las palabras; contradiciendo así, las opiniones de aquellos que pretenden desligar la literatura del periodismo.

martes, 7 de agosto de 2012

EL GRAN REGALO DE PROMETEO

A los dioses griegos no le importó que Prometeo enseñara a los hombres la medicina, la aritmética, la nigromancia, la agricultura, que los llevara al “Neolítico”. Lo que no le perdonaron es que les obsequiara el fuego; por hacer tamaña entrega a los mortales, le sujetaron con anillos y cadenas a una roca en un precipicio. Si estas divinidades hubiesen imaginado que el fuego fue solo un truco, una vasija en la que iba el verdadero obsequio, no solo lo condenan a ese suplicio. Lo habrían enviado al Hades a alimentar a las Furias, a limpiar de pulgas al Cancervero o a quitar liendres a Caronte. Sin embargo fueron engañados, hizo creer que había entregado llama ardiente cuando en realidad dio a los hombres la comunicación. Les entregó un lenguaje y con este la capacidad de asociarse, de poder dar rienda suelta a las reflexiones. Permitió que surgieran debates sobre observaciones varias y con estas la elaboración de métodos para probar teorías. No solo ofrendó un lenguaje, dio pie a que surgieran las ciencias, incluidas aquellas relacionadas con el nuevo don. Junto al cuchillo, la lanza, el escudo y el yelmo, la comunicación siempre ha sido la herramienta detonante de los cambios que motivan un paso adelante en los procesos evolutivos de las sociedades. Nace la sociología que con la nueva capacidad, permite conocer las apreciasiones de los colectivos respecto a las circunstancias compartidas. Sin darse cuenta del modo, convierten el lenguaje (la capacidad de comunicarse) en un hilo con el que construyen un collar con las múltiples disciplinas como cuentas de rosario. Pero, ¿Cómo afirmar que el gran hurto de Prometeo a los dioses no fue el fuego sino la comunicación?. En una de sus conversaciones con las Oceánides en la tragedia presentada por esquilo, el también dios afirma que enseñó a los hombres a leer sueños (principios de Psicoanálisis). Asegura que los ayuda a mezclar yerbas curativas (medicina), a enjaezar bueyes (agricultura y ganadería) a distinguir los metales (alquimia, minería) y todas las artes. Con esta afirmación queda descubrir el método utilizado por el hijo de tetis para hacer llegar estos conocimientos a los hombres. Una opción pudo haber sido en forma de semillas comestibles y detonarlas en el interior de los seres humanos, pero esto desmontaría todo el proceso evolutivo que se registra en la humanidad y por tanto todas las etapas antediluvianas. La otra posee mayor fuerza, supone que fuera dando las capacidades a cuenta gotas, en función a las necesidades que surgieran conforme avanzaran en su desarrollo; así, primero les hace pintar lo que van a cazar (da pie a la pintura), luego les hace dar gracias al cielo con ritmos (obsequia la danza y la música y la religiosidad) y finalmente nomencla todo lo entregado anteriormente con la revelación de la conciencia de un lenguaje. La comunicación tiene forma de llamarada, el lenguaje es fuego. Una prueba es la que siglos más tarde utiliza un Prometeo de dimensiones menores. A los judíos les dice según el libro de Hechos de los Apóstoles: yo les enviaré el “Paráclito”. Luego resulta que cuando más miedo tienen los discípulos de cristo unas lenguas de fuego (demasiado obvio) recaen en ellos y les hacen (oh casualidad más grande) hablar en “lenguas”. El Prometeo de los cristianos usa el mismo recurso del antiguo dios para ofrecer poder a sus seguidores, solo que como este conoce de recursos publicitarios lo hace con buenas técnicas de mercado y consigue más adeptos. En esencia cristo recicla una buena idea, la patentiza y dice: yo les regalo el lenguaje, el paráclito o como quieran decirle. Así deja demostrado el origen de la comunicación (aunque no haya citado a Prometeo). J.B

viernes, 3 de agosto de 2012

DEL CÍNICO AL MEGA DIVO

La primera vez que dije en el parque Colón que la mayor filosofía de este país la encontraba en Monkey Black, Isidro me miró con cara de querer fusilarme, aunque se limitó a decir que yo era experto fabricando “Montañas Rusas (de Rousseau a Monkey el mega divo). Lo cierto es que cada vez con más frecuencia hago comentarios similares, más por satirizar los pensadores cuadrados de este tiempo, que por pretender encontrar una sabiduría milenaria en las piezas del Mega divo. La otra noche di un paso más en las consideraciones sobre Monkey, llegué a compararlo con los surrealistas como Bretón, Aragón y otros. Sin embargo, pensándolo con algo más de frialdad (aunque no puedo decir que lucidez), la actitud ante la vida de Black, puede sugerirse parecida a la de Diógenes el Sínico. Entre uno y otro existía el mismo desinterés por lo superfluo, la misión aparente de vivir para sí mismos, ajenos los dos a las opiniones o miradas indiscretas. Quizá diría alguien que ese desinterés no es tal, sino irresponsabilidad, y que en este caso no tendría nada de diferencia con la de Shelo Shack, Black Point, Chimbala o Nipo. Es probable, pero en todo caso ¿Quién no muestra irresponsabilidad consigo mismo y con los demás?. Además, la marca distintiva entre estos otros intérpretes de los ritmos urbanos y Monkey, se aprecia sin mayor complicación en sus producciones. Contrario a las piezas de otros, el Mega divo actúa con una suerte de inconsciencia, dejando que las cosas simplemente fluyan (justamente el ejercicio automático que tanto practicaron o intentaron los surrealistas). Partiendo de aquí, nada hay de extraño si inicia una canción hablando de verano y playa, para luego finalizarla hablando de los reyes de España, por suponer un ejemplo. La otra gran diferencia entre exponentes del género como Villano San, Pablo Piddy, Secreto o El Alfa, gira justamente entorno a la “ingenuidad o inocencia” que pareciera tener; condición que le mantiene aún más cerca del parentesco con Diógenes. Esta inocencia, infantil si se quiere, no está exenta de agresividad, una violencia marcada por el entorno en que se ha desarrollado y la misma actitud irreflexiva de un adolescente, o en todo caso de algún antiguo sátiro. Con todo, cada una de sus piezas representa asombro, búsqueda de placer, laxitud y dejadez o apatía ante las situaciones que con regularidad atormentan los medios de comunicación y la opinión pública. Expresiones como: Oye que bobo, hablan de su tendencia a sorprenderse por detalles mínimos, de una incredulidad superlativa frente a las cosas que hace o ha conseguido hacer. De igual manera: no te hagas, manifiesta una suerte de declaración picaresca que le dice a quien le escucha: te pillé infraganti, no me digas que no eras tu; sí, es contigo que hablo, no te hagas el desentendido. La obra de Monkey, en medio de repeticiones inesperadas, de incoherencias verbales e incluso de experimentaciones de lenguaje fruto de la improvisación sobre el ritmo, cuenta con ciertas nociones rupestres de ideas, por llamarles de un modo. Pues si bien es cierto que no son reflexiones agudas sobre temas sociales o existenciales, también hay que reconocer que van en la misma orientación de las dudas que con regularidad acosan a jóvenes en edades tempranas, justamente aquellos muchachos que bailan y escuchan su ritmo en las discotecas. La personalidad de Monkey aparece ante las cámaras como la de un individuo ausente, atento solo a sus propias circunstancias. Ofrece respuestas en las que sus contornos quedan tintados de pedantería o esa arrogancia que suele acusársele a determinados artistas. Mas, tras profundizar la conversación (siempre a los niveles que su estilo permita) aparece un tipo joven, desgarbado, en apariencia con más ideas de las que sus capacidades le permiten expresar. Sin embargo, una vez ante el micro, la línea temática que aborda le hace centellear chispazos que esclarecen los marasmos que puedan encontrarse tras los gritos y monerías de cada canción. Sus complejos aparecen reflejados en ocurrencias que se identifican con el colectivo que le sigue en una pista de baile. Las interrogantes vienen cargadas de humor, doble sentido y ocurrencias, a grados en los que los temas reales permanecen colocados en un trasfondo o a punta de iceberg. Estas locuras, serían el tipo de fenómenos que presentaría Cortázar en obras como un tal Lucas; mucha simpatía y cotidianidad disimulando tensiones capaces de cortarle el aliento a Casaubon o Belbo con las vueltas del péndulo que recrea en cada bit. J.B

miércoles, 28 de marzo de 2012

LA DANZA DE KAA

Por: Lobo Lunar

Recae la noche final con su danza
Hipnótica de anillos y figuras.
Con voz que en conjuro desgrana la luna,
En calamitosas esquirlas fulgurantes..

Sisea, ordena llanto, sisea,
Que muerda el miedo, danza, sisea,
Que lama el frío, que arañe, sisea.
Invoca con sus ojos el sueño,
Gira, gira círculos de sueño.
Reclama al frente un paso negro,
De llamada al adiós, al misterio.

La brisa huye, las hojas huyen,
La tierra suda, nubarrones tiemblan,
Las piedras crugen, su cuerpo avanza.

Nadie es testigo, verá nadie nada,
El silencio rotundo, ceremonioso y triste,
Con La vieja vigilia gira la cara.

Un trazo, un abrazo, un crugido,
Una noche más negra que se abre,
Que consume, que destroza, que desgarra.

La chicharra suspira a lo lejos,
La danza por fin ha terminado.
La quietud lame los labios que dormitan
En ciudadelas tapiadas de escondrijos
en satisfecha calma de asesino
el que arrastra con abrazos enemigos.





J.B