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martes, 7 de agosto de 2012

EL GRAN REGALO DE PROMETEO

A los dioses griegos no le importó que Prometeo enseñara a los hombres la medicina, la aritmética, la nigromancia, la agricultura, que los llevara al “Neolítico”. Lo que no le perdonaron es que les obsequiara el fuego; por hacer tamaña entrega a los mortales, le sujetaron con anillos y cadenas a una roca en un precipicio. Si estas divinidades hubiesen imaginado que el fuego fue solo un truco, una vasija en la que iba el verdadero obsequio, no solo lo condenan a ese suplicio. Lo habrían enviado al Hades a alimentar a las Furias, a limpiar de pulgas al Cancervero o a quitar liendres a Caronte. Sin embargo fueron engañados, hizo creer que había entregado llama ardiente cuando en realidad dio a los hombres la comunicación. Les entregó un lenguaje y con este la capacidad de asociarse, de poder dar rienda suelta a las reflexiones. Permitió que surgieran debates sobre observaciones varias y con estas la elaboración de métodos para probar teorías. No solo ofrendó un lenguaje, dio pie a que surgieran las ciencias, incluidas aquellas relacionadas con el nuevo don. Junto al cuchillo, la lanza, el escudo y el yelmo, la comunicación siempre ha sido la herramienta detonante de los cambios que motivan un paso adelante en los procesos evolutivos de las sociedades. Nace la sociología que con la nueva capacidad, permite conocer las apreciasiones de los colectivos respecto a las circunstancias compartidas. Sin darse cuenta del modo, convierten el lenguaje (la capacidad de comunicarse) en un hilo con el que construyen un collar con las múltiples disciplinas como cuentas de rosario. Pero, ¿Cómo afirmar que el gran hurto de Prometeo a los dioses no fue el fuego sino la comunicación?. En una de sus conversaciones con las Oceánides en la tragedia presentada por esquilo, el también dios afirma que enseñó a los hombres a leer sueños (principios de Psicoanálisis). Asegura que los ayuda a mezclar yerbas curativas (medicina), a enjaezar bueyes (agricultura y ganadería) a distinguir los metales (alquimia, minería) y todas las artes. Con esta afirmación queda descubrir el método utilizado por el hijo de tetis para hacer llegar estos conocimientos a los hombres. Una opción pudo haber sido en forma de semillas comestibles y detonarlas en el interior de los seres humanos, pero esto desmontaría todo el proceso evolutivo que se registra en la humanidad y por tanto todas las etapas antediluvianas. La otra posee mayor fuerza, supone que fuera dando las capacidades a cuenta gotas, en función a las necesidades que surgieran conforme avanzaran en su desarrollo; así, primero les hace pintar lo que van a cazar (da pie a la pintura), luego les hace dar gracias al cielo con ritmos (obsequia la danza y la música y la religiosidad) y finalmente nomencla todo lo entregado anteriormente con la revelación de la conciencia de un lenguaje. La comunicación tiene forma de llamarada, el lenguaje es fuego. Una prueba es la que siglos más tarde utiliza un Prometeo de dimensiones menores. A los judíos les dice según el libro de Hechos de los Apóstoles: yo les enviaré el “Paráclito”. Luego resulta que cuando más miedo tienen los discípulos de cristo unas lenguas de fuego (demasiado obvio) recaen en ellos y les hacen (oh casualidad más grande) hablar en “lenguas”. El Prometeo de los cristianos usa el mismo recurso del antiguo dios para ofrecer poder a sus seguidores, solo que como este conoce de recursos publicitarios lo hace con buenas técnicas de mercado y consigue más adeptos. En esencia cristo recicla una buena idea, la patentiza y dice: yo les regalo el lenguaje, el paráclito o como quieran decirle. Así deja demostrado el origen de la comunicación (aunque no haya citado a Prometeo). J.B

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