J.BDesalojo onírico
La corriente me arrastraba en marejadas que me dejaban sin fuerzas, a medio desfallecer. Fui expulsado de mi alojamiento sin previo aviso, por una fuerza superior a nada de lo que antes pude pasar en ningún lado. Aunque creo que no era la primera vez que hacían esfuerzos por desalojarme.
Así son las cosas, no mas tiene uno que instalarse, descansar un poco, beber algo para calmar la sed y los malos humores, cuando le llega una ventisca de quien sabe donde. Le deja todo maguyado, obligándole a parapetarse a todas prisas, con a penas los pocos recursos disponibles.
Tan pronto llegué al alojamiento, me dispuse a dormitar un poco. Todo el camino recorrido antes de aquí, fue una travesía difícil; lo menos que merecía era un tiempo de reposo ¿Por qué no? De buena vida.
Ahora bien, dígame un buen plan, que yo encuentro la hilacha que lo desbarata.
Las primeras semanas , el tiempo pasaba hasta aburrido si cabe aburrirse cuando todo es nuevo, desconocido. Pero, tan pronto mi instalación fue definitiva, mi presencia fue legalizada, iniciaron los trámites de mi expulsión.
En principio solo se trató de un temblor constante en el inmueble. Los retortijones del espacio eran contundentes, tiraban todo por los aires, dejándome con los nervios en el dedo mayor y sintiendo como si billones de minúsculas serpientes danzaran bajo mi piel.
No lo relacioné con la intención de expulsarme en principio, incluso desconocía tal intención. Todavía hoy, no me atrevo a denunciar que hubo un día tales propósitos, “creo que no poseo pruebas de afirmaciones semejantes”.
En otra ocasión permanecí unos días como drogado, sumido en un sopor que no alcancé a explicar, pero que me dejó sin fuerzas para nada. Pensé que podría estar alusinando por todo lo que tuve que atravesar antes, además de la constante tensión en la que ahora permanecía.
Supe que no imaginaba lo que ocurría, que en verdad no era bienvenido en mi propia casa, cuando una tarde, luego de un armuerzo frugal, unos tipos me tomaron por sorpresa, intentaron por todos los medios separar las partes de mi cuerpo y sacarme del domicilio. Por gracia de no sé que fuerzas, pude salvarme esta vez. Pero, comencé a tener unas pesadillas expelusnantes. Escuchaba como celebraban diálogos en los que discutían mi muerte. No la nombraban directamente, mas bien la pintaban con colores que pudieran borrarle cualquier culpabilidad.
Despertaba extenuado, temblando como un par de venas antes de rebenttar de tensión.
Pasé esos días dando vueltas de un lado a otro, encerrado en el condominio como un “Glóbulo Blanco” destituido de sus funciones dentro de una célula. El tiempo me resvalaba por el rostro elucubrando formas de expulsión, de muerte, de sadismo. Llegué a sentir un cierto placer en recrear los posibles tormentos que me esperaban; hasta que el sueño me amordazaba por enésima vez.
Entonces regresaban las pesadillas. Los conciliábulos en los que era planeada mi ejecución, ahora duraban horas. Luego de muchas discusiones en las que analizaban distintas formas de exterminio, culminaban con los retortijones que descalabraban el orden de la pieza. Luego despertar, otra vez temblar como vena en tensión, por milésima vez regodearme en el placer de los tormentos futuros, finalmente caer extenuado de sueño, luego de un día más de prisión.
Ayer estuve más débil que nunca. Las fuerzas a penas alcanzaban para incorporarme un tanto a tomar algo que calme la resequedad que cobijaba mis entrañas. Sin embargo, sentía una cierta felicidad, no logro precisar por que razón.
Podría atribuirlo al sueño que tuve. Fue suave, creo que vi un lecho, un abdomen desnudo y una mano que lo masajeaba con lentitud. No pasó a convertirse en pesadilla, mas bien difuminó su imagen muy despacio, luego desperté. Pero, no con la premura de siempre, incluso dejé de sentir que conspiraban contra mi nido.
Pero las fuerzas ya no estaban, quería pararme unos minutos, mas, el vértigo me hizo regresar a tenderme otro rato. Fui olvidando todo lo anterior, aquel sueño con la mano extraña masajeando el abdomen desnudo, me transmitía una sensación de descanso.
Los ojos, volvieron a adormeserce, volví a replegarme en mí. Entonces reinició la pesadilla.
Ahora dolía en la carne. Primero como una punzada en la superficie de la piel, luego con la agudeza de una bacteria gigante que te atraviesa con un aguijón el cuerpo.
La casa empezó a girar, vi una lluvia inmensa que salía de todos lados. Dispuesta a arrazar todo a su paso, con una presión similar a la que viví en otra vida.
Intenté aferrarme a algo, juro por lo que tenga que jurar, que lo intenté. Arañé la superficie,´nadé como nunca antes lo hice, pero la marejada me cubría.
Finalmente, el final. Perdí el último residuo de fortaleza que pude encontrar, empecé a sentir los nervios agarrotados, un calambre atenazó mi cuerpo en todos los sentidos, luego, me dejé llevar… NO valía continuar una carrera que venía escrita con el “FIN” en la primera página.
J. Beltrán.
Santo domingo
Diciembre 2010
viernes, 24 de diciembre de 2010
jueves, 23 de diciembre de 2010
GABRIELLE
Babrielle
Cuando escuchamos la señal, nos lanzamos de cabeza a la carrera. Corríamos desaforados, contra el tiempo, contra la corriente, contra la vida y la muerte. Cada quien sabiendo que había que hacer lo que fuere por llegar al final. Total, después de todo, no era final, sino otro maldito inicio, otro maldito empezar sin mapa.
Íbamos con todo lo que pudiéramos recoger de nuestras fuerzas, del camino, de las proteínas que a alguno le pareció que pudiera servir para dar mayor fortaleza y de cuanta mierda alguien nos recomendara.
No teníamos otra misión que formarnos para competir en la carrera. Desde el momento que nos asomábamos a existir, toda la cotidianidad del claustro en el que permanecíamos, tenía por único objeto hacernos fuertes, veloces y hábiles. Todos debían aprender los principios de un competidor, quien los olvidara, de ante mano, tenía su condena al fracaso.
La otra regla, aunque no escrita en ninguno de los reglamentos que hay, implica saber escoger la carrera adecuada para competir. Pero aunque hay quienes aseguran haber creado métodos para conocer cuando conviene participar, lo cierto es que siempre acaba siendo una lotería. A quien le toque, pues le toca, sin vuelta atrás.
Todos los competidores decidimos asignarmos un nombre, uno que no tenga que ver con nuestro sexo o nada que nos marque en modo alguno. El mío fue Gabrielle, porque suena amarillo, tiene textura de fluido, además de una cierta luminosidad que me ha servido en muchas ocasiones para iluminar callejones oscuros.
Una vez hecha nuestra elección de nombres, conocer a otros resultó más fácil, compartir un afecto fue de una sencillez alusinante, por tanto ver la forma en la que algunos quedaban tras los demás, resultaba punzante en la piel de dentro.
De los que competíamos, no logro recordar a muchos, incluso me confundo al intentar identificarlos en mis recuerdos. Sé que había uno que llevaba un nombre Verde, con unas formas redondeadas, de un sonido como el que tienen los diego, pero no lo puedo asegurar. Lo encontré en un descanso, otro de los compañeros acababa de fracturarle para pasar un obstáculo. Intentaba recuperarse, mientras, le ayudé un poco, quizá renovara las fuerzas en el camino, o quizás podría convertirse en un compañero , durante parte de la travesía.
El viento nos daba en la cara con fuerza, en ocasiones nos tiraba hacia atrás. En situaciones así, Diego solía ser buen consorte para evitar un retraso mayor.
Luego de una de esas ventoleras, muchos quedaban tan mal heridos que no podían continuar por más que quisieran, otros necesitábamos hacer una pausa en nuestro recorrido. Nos sentábamos en pequeños grupitos, intercambiábamos impresiones, provisiones e incluso algún que otro chisme que surgiera en medio de tanto amasijo de livélulas. Sabíamos que en esta etapa de la competencia podíamos darnos esos pequeños lujos, ya vendría lo difícil, lo crudo, la “hueva”, como decía diego.
Allí estaba Charlie, Iro, Vero y otros que no logro precisar . Este grupo formaba el equipo de inseparables. De ahí salió la relación tan cercana que tuvimos Iro y yo.
Sé que en principio Diego le quería, también que quizá si yo no aparezco de por medio, entre ellos puede que pasara algo. Sin embargo, aparecí, no me importó mucho en realidad,.
Durante los primeros tiempos de nuestra nueva etapa, vimos como Diego adoptaba una actitud de “gónada herida”, aunque solo fue en los primeros momentos. Tan pronto lo nuestro fuedefinitivo, la relación continuó siendo como siempre, sin rencores.
En medio de la carrera, no puede hablarse de noche o de día, sino de instantes de reposo. De esta situación, nace el mito de la luz, de si es como el rojizo que cubre nuestro cielo, solo que con una transparecia cegadora, o que talvéz puede ser como millares y millares de hilos finísimos que unidos forman una capa con la cual cubrirse cuando otra capa nos venda los ojos al acabar el día.
Los que creen que poseen mucha sabiduría, pasan larguísimos tiempos hilvanando y elucubrando teorías sobre la forma de la luz, el origen de ella, e incluso, algunos juran ante todo el que esté dispuesto a prestarles atención, que le han visto de lejos, mientras competidores antiguos, salían disparados por la “Ventana Final”.
Hoy, después de tanto recorrido, sé que la luz es un amasijo de “nada” impertinente, de polvo de nada que chamusca la piel. Sin embargo, en mi estado ya no importa, solo lamento no poder prevenir a otros ilusos, para que no piensen siquiera en lo más profundo de sus intenciones, en convertirse en competidores de la jodida carrera. Pero ¿de qué me sirve lamentarme?, total. ...
tras levantar el campamento en el que hicimos la última parada de descanso, nos despedimos. Habíamos llegado a la parte del camino, señalizada como el púnto álgido. Aquí nadie tenía otro valor que el que pudiera darse a si mismo. Desde ahora, solo viviría quien estuviera dispuesto a olvidarse de todo y todos, a romper con lo que sea necesario. Nunca antes, ni después, ví tantos caídos juntos, tampoco tanta saña contra un semejante. Solo podría compararse con la rabia de los que cuadraron mi porvenir; pero me adelanto al futuro.
A pesar del momento, todavía Diego, Iro y yo, permanecíamos juntos, nos ayudábamos con los obstáculos e incluso llegamos a deshacernos entre los tres de uno de los que ofrecía mayor competencia. “Hoy creo que de haber sabido lo que me esperaba al final, le defiendo en vez de sacarlo del medio. Pero, las reglas, son las reglas…”
Todavía recuerdo el sabor amargo que recorría todas mis células, las ganas de vaciarme desde dentro y el vértigo de náusea que sentimos luego de dejar el cuerpo exangüe de otro que también hubiese intentado extinguirnos, de haber podido. La sensación, me acompañó durante lo que restaba por reptar en el camino.
A Iro, no le afectó tanto el asesinato, más bien lo tomó como un trago de hiel que se tomaba de un golpe, uno que curaba casi con el mismo efecto de un cáncer. Luego me dijo en la intimidad, que antes de conocernos, ya había tenido que hacerlo estando en soledad, de ahí venía su poca emoción en el acto. Yo tendría tiempo sobrado para descubrir que uno se acostumbra a quitar del medio a los estorbos, pero el recuerdo del primer obstáculo siempre queda estampado en la frente y el pecho.
Aceleramos el paso, ya el conducto por el que corríamos quedaba pequeño para todos. Desplazarse, tornose cada vez más difícil, nos apretujábamos por pasar a quien tuviéramos delante o a la par (el modo de pasarle, era lo menos importante…).
Intento olvidar cada micro segundo de esos malditos instantes del fin. No creí nunca que tuviera tanta fuerza, tampoco que mataría tantas veces y en cantidades de esa magnitud, en tiempo tan pequeño.
El suelo que dejaba al pasar, lo recuerdo como un chorro baboso de fluidos sin vida, de competidores embadurnados por la piel de los adversarios, en ocasiones con partes cercenadas de cuajo.
En este momento, no recuerdo de cual de nosotros fue la idea, pero decidimos avanzar abrazados, Iro, Diego y yo. El desplazamiento, cobró una lentitud pasmosa, sin embargo, para asombro de nosotros, esta medida facilitaba la supervivencia, además de que nos permitía bloquearle el paso al grupo que quedaba tras nuestro.
Entonces vino lo grande, la parte culmen, llegamos a la gran ventana. Tuvimos que saltar sin saber a donde, aunque no hubo tiempo para miedo, para retractarse o para sujetarse a nada. Fuimos catapultados al vacío por una fuerza que nos dolió en la piel. Caímos de cualquier modo, con los cuerpos doloridos y nuestras partes desarticuladas de cualquier forma.
Vimos que muchos lo lograron, algunos que superaron todas las posibilidades predichas por quienes ahora veíamos la cara de satisfacción a pesar del evidente dolor por la caída.
A nadie le pasó siquiera la idea de descansar. Tan pronto llegamos al nuevo destino, fuimos enterados de que aquí a penas teníamos hecha la mitad del camino. Este venía cargado de sorpresas nada alagüeñas, de intensidad en dolor, superior a lo que hasta ahora habíamos visto.
Aquí ya no importaba (nunca importó desde que comenzamos) quien quedaba atrás, así fuese nuestra propia pierna. Entendí el significado de esta realidad cuando Iro y yo tuvimos que dejar espatarrado y sin la más mínima posibilidad de levantarse a Diego. Le miramos un segundo, ninguno de los tres dijo nada… luego continuamos corriendo.
No puedo hablar de todo lo que vi en esta etapa, trato por todos los medios de olvidarlo. Pero el rojo no puede olvidarse con facilidad.
A cada paso que dábamos, veíamos acercarse el momento de finalizar, también las ganas de detenerse a tomar un descanso resultaban de un atractivo inmanejable.
Aquí, Iro se apegó más a mi, quería descansar, yo no tenía la mejor condición tan poco. Y cuando tomé la desición de parar aunque sea por un pequeño instante, Iro señaló frente a nosotros. Nunca supe si lo que quería era que mirara la puerta que se abría como unas fauces bulbosas, o los cinco tipos que nos llevaban ventaja. Preferí no ver la ventana y acelerar el paso.
De algún modo nos las arreglamos para eliminar a dos de los cinco que nos llevaban la delantera. De manera que al pie de la ventana, llegamos cinco sujetos medio muertos, adoloridos y con más ganas de morirnos que de entrar en la jodida fosa que nos invitaba a pasar.
Juro por lo que tenga que jurar, que la desición más difícil de todas cuantas tuve que tomar en el camino de mierda que recorrí, fue la que adopté luego de ver como un desgraciado cercenaba en dos a Iro, justo cuando alcanzaba a entrar una pierna por la ventana. La ví caer, no tuve tiempo de sentir nada, me adelanté sobre el individuo logré ajusticiarlo a traición. Los otros dos vinieron sobre mi cuando quedé instalado frente a la entrada, con todas las intenciones de no dejar pasar a nadie.
Iro reptaba como una bacteria asquerosa, los tipos venían contra nosotros hablando con tono conciliador y con el seño de infectado dispuesto a matar por su cura.
Supongo que mi rostro, no tendría nada benigno dibujado.
Los dos sujetos actuaron luego de una señal convenida entre ambos. Iro también la comprendió, no entiendo de que manera pudo defenderme del ataque que uno de ellos me propinaba en conjunto con su compañero. Mientras de cualquier manera ella tenía sobre si a su atacante, yo perdía trozos de piel con el otro, a quien luego de bastante batallar y de perder bastante energía, ví morir culebreando en el suelo.
Caí de bruces, ajeno a todo, asesando de fatiga, cuando vi que Iro aún luchaba. Salté con energías que saqué de ningún lado, encontré de donde apoyarme y por la espalda le metí el golpe final a un pendejo que no pudo acabar con un enemigo medio muerto.
Sonreí, no tengo idea de por que, ayudé a levantarse a Iro y caminé con ella al hombro hasta la entrada. Aquí tuve que elegir, ella o yo, no había espacio para dos. Intentamos entrar juntos, adoptamos posturas imposibles. Nada pudimos hacer.
Vi el estropicio tras de nosotros, le miré también, dije unas palabras de disculpa. Ignoré el miedo en sus ojos, pasé por alto el temblor de mi cuerpo y agradecí que no se pusiera a ladefensiva y finalicé la carrera tras ver como la ventana no era una salida, sino una celda que cerraba sus paredes hasta penetrar en mi piel, hasta diluirme….
Cuando escuchamos la señal, nos lanzamos de cabeza a la carrera. Corríamos desaforados, contra el tiempo, contra la corriente, contra la vida y la muerte. Cada quien sabiendo que había que hacer lo que fuere por llegar al final. Total, después de todo, no era final, sino otro maldito inicio, otro maldito empezar sin mapa.
Íbamos con todo lo que pudiéramos recoger de nuestras fuerzas, del camino, de las proteínas que a alguno le pareció que pudiera servir para dar mayor fortaleza y de cuanta mierda alguien nos recomendara.
No teníamos otra misión que formarnos para competir en la carrera. Desde el momento que nos asomábamos a existir, toda la cotidianidad del claustro en el que permanecíamos, tenía por único objeto hacernos fuertes, veloces y hábiles. Todos debían aprender los principios de un competidor, quien los olvidara, de ante mano, tenía su condena al fracaso.
La otra regla, aunque no escrita en ninguno de los reglamentos que hay, implica saber escoger la carrera adecuada para competir. Pero aunque hay quienes aseguran haber creado métodos para conocer cuando conviene participar, lo cierto es que siempre acaba siendo una lotería. A quien le toque, pues le toca, sin vuelta atrás.
Todos los competidores decidimos asignarmos un nombre, uno que no tenga que ver con nuestro sexo o nada que nos marque en modo alguno. El mío fue Gabrielle, porque suena amarillo, tiene textura de fluido, además de una cierta luminosidad que me ha servido en muchas ocasiones para iluminar callejones oscuros.
Una vez hecha nuestra elección de nombres, conocer a otros resultó más fácil, compartir un afecto fue de una sencillez alusinante, por tanto ver la forma en la que algunos quedaban tras los demás, resultaba punzante en la piel de dentro.
De los que competíamos, no logro recordar a muchos, incluso me confundo al intentar identificarlos en mis recuerdos. Sé que había uno que llevaba un nombre Verde, con unas formas redondeadas, de un sonido como el que tienen los diego, pero no lo puedo asegurar. Lo encontré en un descanso, otro de los compañeros acababa de fracturarle para pasar un obstáculo. Intentaba recuperarse, mientras, le ayudé un poco, quizá renovara las fuerzas en el camino, o quizás podría convertirse en un compañero , durante parte de la travesía.
El viento nos daba en la cara con fuerza, en ocasiones nos tiraba hacia atrás. En situaciones así, Diego solía ser buen consorte para evitar un retraso mayor.
Luego de una de esas ventoleras, muchos quedaban tan mal heridos que no podían continuar por más que quisieran, otros necesitábamos hacer una pausa en nuestro recorrido. Nos sentábamos en pequeños grupitos, intercambiábamos impresiones, provisiones e incluso algún que otro chisme que surgiera en medio de tanto amasijo de livélulas. Sabíamos que en esta etapa de la competencia podíamos darnos esos pequeños lujos, ya vendría lo difícil, lo crudo, la “hueva”, como decía diego.
Allí estaba Charlie, Iro, Vero y otros que no logro precisar . Este grupo formaba el equipo de inseparables. De ahí salió la relación tan cercana que tuvimos Iro y yo.
Sé que en principio Diego le quería, también que quizá si yo no aparezco de por medio, entre ellos puede que pasara algo. Sin embargo, aparecí, no me importó mucho en realidad,.
Durante los primeros tiempos de nuestra nueva etapa, vimos como Diego adoptaba una actitud de “gónada herida”, aunque solo fue en los primeros momentos. Tan pronto lo nuestro fuedefinitivo, la relación continuó siendo como siempre, sin rencores.
En medio de la carrera, no puede hablarse de noche o de día, sino de instantes de reposo. De esta situación, nace el mito de la luz, de si es como el rojizo que cubre nuestro cielo, solo que con una transparecia cegadora, o que talvéz puede ser como millares y millares de hilos finísimos que unidos forman una capa con la cual cubrirse cuando otra capa nos venda los ojos al acabar el día.
Los que creen que poseen mucha sabiduría, pasan larguísimos tiempos hilvanando y elucubrando teorías sobre la forma de la luz, el origen de ella, e incluso, algunos juran ante todo el que esté dispuesto a prestarles atención, que le han visto de lejos, mientras competidores antiguos, salían disparados por la “Ventana Final”.
Hoy, después de tanto recorrido, sé que la luz es un amasijo de “nada” impertinente, de polvo de nada que chamusca la piel. Sin embargo, en mi estado ya no importa, solo lamento no poder prevenir a otros ilusos, para que no piensen siquiera en lo más profundo de sus intenciones, en convertirse en competidores de la jodida carrera. Pero ¿de qué me sirve lamentarme?, total. ...
tras levantar el campamento en el que hicimos la última parada de descanso, nos despedimos. Habíamos llegado a la parte del camino, señalizada como el púnto álgido. Aquí nadie tenía otro valor que el que pudiera darse a si mismo. Desde ahora, solo viviría quien estuviera dispuesto a olvidarse de todo y todos, a romper con lo que sea necesario. Nunca antes, ni después, ví tantos caídos juntos, tampoco tanta saña contra un semejante. Solo podría compararse con la rabia de los que cuadraron mi porvenir; pero me adelanto al futuro.
A pesar del momento, todavía Diego, Iro y yo, permanecíamos juntos, nos ayudábamos con los obstáculos e incluso llegamos a deshacernos entre los tres de uno de los que ofrecía mayor competencia. “Hoy creo que de haber sabido lo que me esperaba al final, le defiendo en vez de sacarlo del medio. Pero, las reglas, son las reglas…”
Todavía recuerdo el sabor amargo que recorría todas mis células, las ganas de vaciarme desde dentro y el vértigo de náusea que sentimos luego de dejar el cuerpo exangüe de otro que también hubiese intentado extinguirnos, de haber podido. La sensación, me acompañó durante lo que restaba por reptar en el camino.
A Iro, no le afectó tanto el asesinato, más bien lo tomó como un trago de hiel que se tomaba de un golpe, uno que curaba casi con el mismo efecto de un cáncer. Luego me dijo en la intimidad, que antes de conocernos, ya había tenido que hacerlo estando en soledad, de ahí venía su poca emoción en el acto. Yo tendría tiempo sobrado para descubrir que uno se acostumbra a quitar del medio a los estorbos, pero el recuerdo del primer obstáculo siempre queda estampado en la frente y el pecho.
Aceleramos el paso, ya el conducto por el que corríamos quedaba pequeño para todos. Desplazarse, tornose cada vez más difícil, nos apretujábamos por pasar a quien tuviéramos delante o a la par (el modo de pasarle, era lo menos importante…).
Intento olvidar cada micro segundo de esos malditos instantes del fin. No creí nunca que tuviera tanta fuerza, tampoco que mataría tantas veces y en cantidades de esa magnitud, en tiempo tan pequeño.
El suelo que dejaba al pasar, lo recuerdo como un chorro baboso de fluidos sin vida, de competidores embadurnados por la piel de los adversarios, en ocasiones con partes cercenadas de cuajo.
En este momento, no recuerdo de cual de nosotros fue la idea, pero decidimos avanzar abrazados, Iro, Diego y yo. El desplazamiento, cobró una lentitud pasmosa, sin embargo, para asombro de nosotros, esta medida facilitaba la supervivencia, además de que nos permitía bloquearle el paso al grupo que quedaba tras nuestro.
Entonces vino lo grande, la parte culmen, llegamos a la gran ventana. Tuvimos que saltar sin saber a donde, aunque no hubo tiempo para miedo, para retractarse o para sujetarse a nada. Fuimos catapultados al vacío por una fuerza que nos dolió en la piel. Caímos de cualquier modo, con los cuerpos doloridos y nuestras partes desarticuladas de cualquier forma.
Vimos que muchos lo lograron, algunos que superaron todas las posibilidades predichas por quienes ahora veíamos la cara de satisfacción a pesar del evidente dolor por la caída.
A nadie le pasó siquiera la idea de descansar. Tan pronto llegamos al nuevo destino, fuimos enterados de que aquí a penas teníamos hecha la mitad del camino. Este venía cargado de sorpresas nada alagüeñas, de intensidad en dolor, superior a lo que hasta ahora habíamos visto.
Aquí ya no importaba (nunca importó desde que comenzamos) quien quedaba atrás, así fuese nuestra propia pierna. Entendí el significado de esta realidad cuando Iro y yo tuvimos que dejar espatarrado y sin la más mínima posibilidad de levantarse a Diego. Le miramos un segundo, ninguno de los tres dijo nada… luego continuamos corriendo.
No puedo hablar de todo lo que vi en esta etapa, trato por todos los medios de olvidarlo. Pero el rojo no puede olvidarse con facilidad.
A cada paso que dábamos, veíamos acercarse el momento de finalizar, también las ganas de detenerse a tomar un descanso resultaban de un atractivo inmanejable.
Aquí, Iro se apegó más a mi, quería descansar, yo no tenía la mejor condición tan poco. Y cuando tomé la desición de parar aunque sea por un pequeño instante, Iro señaló frente a nosotros. Nunca supe si lo que quería era que mirara la puerta que se abría como unas fauces bulbosas, o los cinco tipos que nos llevaban ventaja. Preferí no ver la ventana y acelerar el paso.
De algún modo nos las arreglamos para eliminar a dos de los cinco que nos llevaban la delantera. De manera que al pie de la ventana, llegamos cinco sujetos medio muertos, adoloridos y con más ganas de morirnos que de entrar en la jodida fosa que nos invitaba a pasar.
Juro por lo que tenga que jurar, que la desición más difícil de todas cuantas tuve que tomar en el camino de mierda que recorrí, fue la que adopté luego de ver como un desgraciado cercenaba en dos a Iro, justo cuando alcanzaba a entrar una pierna por la ventana. La ví caer, no tuve tiempo de sentir nada, me adelanté sobre el individuo logré ajusticiarlo a traición. Los otros dos vinieron sobre mi cuando quedé instalado frente a la entrada, con todas las intenciones de no dejar pasar a nadie.
Iro reptaba como una bacteria asquerosa, los tipos venían contra nosotros hablando con tono conciliador y con el seño de infectado dispuesto a matar por su cura.
Supongo que mi rostro, no tendría nada benigno dibujado.
Los dos sujetos actuaron luego de una señal convenida entre ambos. Iro también la comprendió, no entiendo de que manera pudo defenderme del ataque que uno de ellos me propinaba en conjunto con su compañero. Mientras de cualquier manera ella tenía sobre si a su atacante, yo perdía trozos de piel con el otro, a quien luego de bastante batallar y de perder bastante energía, ví morir culebreando en el suelo.
Caí de bruces, ajeno a todo, asesando de fatiga, cuando vi que Iro aún luchaba. Salté con energías que saqué de ningún lado, encontré de donde apoyarme y por la espalda le metí el golpe final a un pendejo que no pudo acabar con un enemigo medio muerto.
Sonreí, no tengo idea de por que, ayudé a levantarse a Iro y caminé con ella al hombro hasta la entrada. Aquí tuve que elegir, ella o yo, no había espacio para dos. Intentamos entrar juntos, adoptamos posturas imposibles. Nada pudimos hacer.
Vi el estropicio tras de nosotros, le miré también, dije unas palabras de disculpa. Ignoré el miedo en sus ojos, pasé por alto el temblor de mi cuerpo y agradecí que no se pusiera a ladefensiva y finalicé la carrera tras ver como la ventana no era una salida, sino una celda que cerraba sus paredes hasta penetrar en mi piel, hasta diluirme….
¡Balaguer! 12 años de represión y muerte
Balaguer, 12 Años De Represión Y Muerte.
Los 12 años de Joaquín Balaguer, fueron el período histórico correspondiente a 3 etapas consecutivas de gobierno del extinto presidente.
Durante este triple ciclo gubernamental, el país sufrió de diversos atropeyos, que le dieron el nivel de una cuasi dictadura, en la que según dice el periodista Juan Bolívar díaz, la única diferencia con un régimen dictactorial, era la posibilidad de denuncia que poseían los medios (en apariencia, pues en la práctica pudo evidenciarse otra realidad ).
Los gobiernos de esta etapa fueron: 1ºº 1966-1970.
2º 1970-1974.
3º 1974-1978.
Según el libro Historia Social y económica de la República Dominicana del historiador Roberto Cazá, el ascenso de Balaguer al poder, fue fruto de las conbulsiones sociales que vivía el país desde la rebolución de 1965. Además, destaca también el rol protagónico de los estados Unidos, pues Balaguer representaba la parte conservadora, de manera que, iría acorde con los objetivos imperialistas de evitar el “comunismo” y la posibilidad de una nueva cuba en el Caribe (como diría el escritor argentino en una de sus entrevistas: “los estados Unidos, tienen a Latinoamérica como una colonia personal) .
Joaquín Balaguer, venía de haber sido la mano derecha del ajusticiado dictador rafael Leónidas Trujillo, por tanto muchos de sus mecanismos de represión y tortura fueron aprendidos durante la época del trujillato. Convirtiéndose en uno de los gobiernos más sanguinarios de cuantos han pasado por la historia de la república Dominicana.
Vestigios de balaguerismo en la forma de hacer política en la actualidad .
A pesar de la represión y los signos de dictadura de los gobiernos de Balaguer, este también se encargó de dejar una huella visible en las memorias de los ciudadanos, mediante una política de gobierno basada en la promoción de un presidente paternal, un presidente que trataba al pueblo como sus hijos desvalidos. Esta política asistencial, podía palparse mediante las fundas de comida que daba en las distintas localidades del país y utilizando otras medidas que le hicieran ser visto como un protector.
De igual modo, también formaba parte de su política, la implementación de proyectos de infraestructura de embelgadura gigantesca, quitando en más de una ocasión recursos a sectores prioritarios de la nación, para invertirlos en sus mega proyectos.
También, según cuenta Juan bolívar Díaz, hacia el año 1971, el presupuesto para educación fue de a penas u 0.5% del presupuesto nacional.
En este sentido, explica juan Bolívar que esos factores son imitados por los políticos de hoy en día y dice: “el afán por no seder el poder, el tema de encontrar recursos para hacer mega obras, como el metro, túneles y elevados, y que para educación no aparezca, son muestra de balaguerismo. Antes eran las funditas, ahora tienen la tarjeta solidaridad (especie de tarjeta de crédito implementada por el gobierno, con la cual personas escasos recursos acuden a puestos de expender alimentos a comprar por un monto de quinientos pesos), pero en escensia continúa siendo el mismo método, la misma línea de acción.
Balaguer y la represión.
En 1970 inició el segundo período de gobierno del doctor, como le llamaban muchos. En su discurso de toma de posesión hizo alusión a las críticas que le hacía la prensa de violar los derechos de los seres humanos, luego de que el periódico El Nacional publicara una lista de 170 personas que fueron desaparecidas y asesinadas durante el primer gobierno. En este sentido el presidente se presentó como un defensor de los derechos, aunque hizo la salvedad de que en ocasiónes se precisa tomar decisiones drásticas contra los conspiradores izquierdistas.
En la tésis de grado de la estudiante de comunicación Laura Rojas, se afirma que a diferencia de Trujillo, Balaguer fue un dictador que supo mantener su imagen a un bajo perfil, pudiendo lavar su nombre hasta cierto punto de todas las acusaciones que pudieran realizársele.
Durante este tiempo, surgieron distintos periódicocs, además de la difusión de otros que para la época ya existían, entre estos estaban:
El Listín diario (fundado en 1889 por el señor Arturo peyerano alfau) ´
El Nacional (surgido durante el primer período de los 12)
El Última Hora (periódico crítico de los exesos)
La Información (publicado en Santiago).
El Caribe (publicado p durante la época de Trujillo).
Entre otras publicaciones que para entonces debieron enfrentarse al brazo de poder del gobierno.
Otra de las herramientas de represión, fue la conocida como “Banda la colorá”, organismo que funcionaba con actos bandálicos contra los opositores del gobierno. Estaba compuesta por desertores de izquierda, agentes de la policía y sicarios que servían al gobierno. Según el periodista de ejercicio en la época Virgilio Erasme, la banda fue fundada en 1971 por el mayor general José pérez y Pérez, entonces jefe de la policía (según algunos estudiantes de la pontificia Universidad católica Madre y Maestra, intentaron entrevistarle, pero recibieron la información de que en este momento no acepta ningún tipo de entrevista).
La banda la colorá, fue el instrumento de represión principal de entonces. Fueron muchos los que afirmaron haber visto como asesinaban a algún joven, por la banda que el presidente acusaba de terrorista, otros de fasinerosos.
La colorá fue disuelta por el propio Balaguer luego de que el asesinato a cinco jóvenes de un club juvenil, levantara una hola de opiniones que intimidó al doctor, haciéndole tomar en cuenta el poder de las masas y la opinión pública. A partir de aquí, hubo un cierto respiro, sin embargo, todavía continuaban los abusos y exesos disfrazados de vandalismo.
En 1975, ocurrió uno de los hechos que trastornaron con mayor contundencia en los medios y la opinión pública. El asesinato del periodista de izquierda Orlando Martínez, mientras salía de la Universidad autónoma de santo domingo, significó el desvorde de la indignación de los ciudadanos.
Cuenta el periodista en ejercicio Juan Bolívar Díaz que presenció a una cierta distancia la muerte del periodista azuano. Dice que mientras estaba en los previos de su residencia escuchó los disparos, luego se enteró de que había sido Orlando quien había recibido los impactos de bala.
Esta muerte traspasó incluso las fronteras del país, llegando a ser inmortalizado el nombre de la víctima en la canción titulada “al compañero Orlando”, del cantautor Víctor Manuel de España.
Sin embargo no solo fue Orlando quien padeció de estos abusos. También estuvo josé Henríquez Piera, asesinado a balazos cuando regresaba de a su residencia en compañía de sus hijas Sonia y Nuria Piera, quienes posteriormente se dedicaron al ejercicio de la comunicación.
Así mismo el propio Juan Bolívar díaz cuenta que en barias ocasiones recibió amenazas de muerte, que en otra le pusieron una bomba bajo su vehículo, en horas de la madrugada, destruyéndose este. Pero que, la verdadera intención de suprimirle fue cuando através de un oficial de la policía, se enteró de que había intenciones serias de asesinarle, que de hecho le dio los nombres de los que estaban involucrados en el hecho, y que había entre ellos entidades poderosas del país.
Fue entonces cuando desidió exiliarse.
Fueron pocas las oportunidades de expresión de los ciudadanos, estos vieron su oportunidad de expresarse en el evento llamado “7 díaz Con El Pueblo”, en 1974, en el que fueron presentados exponentes de la “Nueva Troba y la Canción”, entre ellos los cubanos: Silvio rodríguez y Noel Nicola; la argentina Mercedes Sosa; los españoles Víctor Manuel y Ana Belén; el grupo venezolano Los guaraguaos; los dominicanos Jhony ventura, Combite, Expresión Joven, entre . otros.
Cuenta Wilfredo alemany, uno de los organizadores de la actividad, que en principio solo estaba llamada a ser una serie de conciertos en distintas ciudades del país, que no habían planeado que acabara desbordándose de la forma que lo hizo.
La gente al escuchar las canciones que llamaban a levantar la voz, a reclamar los derechos, se enalteció, sacaron pancartas pidiendo la libertad para los presos políticos.
El bown que se puso de manifiesto, provocó que en el séptimo día, el gobierno decidiera mandar la orden de que clausuraran de inmediato el evento. Según Alemany, al parecer el gobierno se intimidó por el poder que había tomado la temática de los presos políticos en la opinión pública, Razón por la cual días más tarde fueron liberados algunos de los presos.
Este logro, desde nuestro punto de vista, ha significado uno de los mayores triunfos que ha conseguido la ciudadanía mediante manifestaciones masivas. Wilfredo Alemany, compara el revuelo ocasionado entonces con el movimiento que en la actualidad exige el 4% para la educación.
Los gobiernos que en república Dominicana han querido tomar el poder como parte íntima de sus bienes, son aquellos que mayor daño le han granjeado al país. No solo los 12 años del doctor, sino todas las dictaduras que de un modo otro significan la opresión, la censura, la muerte sangrienta y la pérdida de derechos tan inherentes al ser humano, como la libertad y la libre expresión del pensamiento.
Tales ejemplos, deben fungir como estampas surcadas en la retina, recordatorio de los errores de los ciudadanos, de los perfiles del abuso y la tiranía, de las víctimas y los sacrificados.
Los seres humanos poseen la libertad en su ser, son entes de expresión. Por tanto, cualquier intención de suprimir la naturaleza humana es similar o peor que la muerte.
J.B
Los 12 años de Joaquín Balaguer, fueron el período histórico correspondiente a 3 etapas consecutivas de gobierno del extinto presidente.
Durante este triple ciclo gubernamental, el país sufrió de diversos atropeyos, que le dieron el nivel de una cuasi dictadura, en la que según dice el periodista Juan Bolívar díaz, la única diferencia con un régimen dictactorial, era la posibilidad de denuncia que poseían los medios (en apariencia, pues en la práctica pudo evidenciarse otra realidad ).
Los gobiernos de esta etapa fueron: 1ºº 1966-1970.
2º 1970-1974.
3º 1974-1978.
Según el libro Historia Social y económica de la República Dominicana del historiador Roberto Cazá, el ascenso de Balaguer al poder, fue fruto de las conbulsiones sociales que vivía el país desde la rebolución de 1965. Además, destaca también el rol protagónico de los estados Unidos, pues Balaguer representaba la parte conservadora, de manera que, iría acorde con los objetivos imperialistas de evitar el “comunismo” y la posibilidad de una nueva cuba en el Caribe (como diría el escritor argentino en una de sus entrevistas: “los estados Unidos, tienen a Latinoamérica como una colonia personal) .
Joaquín Balaguer, venía de haber sido la mano derecha del ajusticiado dictador rafael Leónidas Trujillo, por tanto muchos de sus mecanismos de represión y tortura fueron aprendidos durante la época del trujillato. Convirtiéndose en uno de los gobiernos más sanguinarios de cuantos han pasado por la historia de la república Dominicana.
Vestigios de balaguerismo en la forma de hacer política en la actualidad .
A pesar de la represión y los signos de dictadura de los gobiernos de Balaguer, este también se encargó de dejar una huella visible en las memorias de los ciudadanos, mediante una política de gobierno basada en la promoción de un presidente paternal, un presidente que trataba al pueblo como sus hijos desvalidos. Esta política asistencial, podía palparse mediante las fundas de comida que daba en las distintas localidades del país y utilizando otras medidas que le hicieran ser visto como un protector.
De igual modo, también formaba parte de su política, la implementación de proyectos de infraestructura de embelgadura gigantesca, quitando en más de una ocasión recursos a sectores prioritarios de la nación, para invertirlos en sus mega proyectos.
También, según cuenta Juan bolívar Díaz, hacia el año 1971, el presupuesto para educación fue de a penas u 0.5% del presupuesto nacional.
En este sentido, explica juan Bolívar que esos factores son imitados por los políticos de hoy en día y dice: “el afán por no seder el poder, el tema de encontrar recursos para hacer mega obras, como el metro, túneles y elevados, y que para educación no aparezca, son muestra de balaguerismo. Antes eran las funditas, ahora tienen la tarjeta solidaridad (especie de tarjeta de crédito implementada por el gobierno, con la cual personas escasos recursos acuden a puestos de expender alimentos a comprar por un monto de quinientos pesos), pero en escensia continúa siendo el mismo método, la misma línea de acción.
Balaguer y la represión.
En 1970 inició el segundo período de gobierno del doctor, como le llamaban muchos. En su discurso de toma de posesión hizo alusión a las críticas que le hacía la prensa de violar los derechos de los seres humanos, luego de que el periódico El Nacional publicara una lista de 170 personas que fueron desaparecidas y asesinadas durante el primer gobierno. En este sentido el presidente se presentó como un defensor de los derechos, aunque hizo la salvedad de que en ocasiónes se precisa tomar decisiones drásticas contra los conspiradores izquierdistas.
En la tésis de grado de la estudiante de comunicación Laura Rojas, se afirma que a diferencia de Trujillo, Balaguer fue un dictador que supo mantener su imagen a un bajo perfil, pudiendo lavar su nombre hasta cierto punto de todas las acusaciones que pudieran realizársele.
Durante este tiempo, surgieron distintos periódicocs, además de la difusión de otros que para la época ya existían, entre estos estaban:
El Listín diario (fundado en 1889 por el señor Arturo peyerano alfau) ´
El Nacional (surgido durante el primer período de los 12)
El Última Hora (periódico crítico de los exesos)
La Información (publicado en Santiago).
El Caribe (publicado p durante la época de Trujillo).
Entre otras publicaciones que para entonces debieron enfrentarse al brazo de poder del gobierno.
Otra de las herramientas de represión, fue la conocida como “Banda la colorá”, organismo que funcionaba con actos bandálicos contra los opositores del gobierno. Estaba compuesta por desertores de izquierda, agentes de la policía y sicarios que servían al gobierno. Según el periodista de ejercicio en la época Virgilio Erasme, la banda fue fundada en 1971 por el mayor general José pérez y Pérez, entonces jefe de la policía (según algunos estudiantes de la pontificia Universidad católica Madre y Maestra, intentaron entrevistarle, pero recibieron la información de que en este momento no acepta ningún tipo de entrevista).
La banda la colorá, fue el instrumento de represión principal de entonces. Fueron muchos los que afirmaron haber visto como asesinaban a algún joven, por la banda que el presidente acusaba de terrorista, otros de fasinerosos.
La colorá fue disuelta por el propio Balaguer luego de que el asesinato a cinco jóvenes de un club juvenil, levantara una hola de opiniones que intimidó al doctor, haciéndole tomar en cuenta el poder de las masas y la opinión pública. A partir de aquí, hubo un cierto respiro, sin embargo, todavía continuaban los abusos y exesos disfrazados de vandalismo.
En 1975, ocurrió uno de los hechos que trastornaron con mayor contundencia en los medios y la opinión pública. El asesinato del periodista de izquierda Orlando Martínez, mientras salía de la Universidad autónoma de santo domingo, significó el desvorde de la indignación de los ciudadanos.
Cuenta el periodista en ejercicio Juan Bolívar Díaz que presenció a una cierta distancia la muerte del periodista azuano. Dice que mientras estaba en los previos de su residencia escuchó los disparos, luego se enteró de que había sido Orlando quien había recibido los impactos de bala.
Esta muerte traspasó incluso las fronteras del país, llegando a ser inmortalizado el nombre de la víctima en la canción titulada “al compañero Orlando”, del cantautor Víctor Manuel de España.
Sin embargo no solo fue Orlando quien padeció de estos abusos. También estuvo josé Henríquez Piera, asesinado a balazos cuando regresaba de a su residencia en compañía de sus hijas Sonia y Nuria Piera, quienes posteriormente se dedicaron al ejercicio de la comunicación.
Así mismo el propio Juan Bolívar díaz cuenta que en barias ocasiones recibió amenazas de muerte, que en otra le pusieron una bomba bajo su vehículo, en horas de la madrugada, destruyéndose este. Pero que, la verdadera intención de suprimirle fue cuando através de un oficial de la policía, se enteró de que había intenciones serias de asesinarle, que de hecho le dio los nombres de los que estaban involucrados en el hecho, y que había entre ellos entidades poderosas del país.
Fue entonces cuando desidió exiliarse.
Fueron pocas las oportunidades de expresión de los ciudadanos, estos vieron su oportunidad de expresarse en el evento llamado “7 díaz Con El Pueblo”, en 1974, en el que fueron presentados exponentes de la “Nueva Troba y la Canción”, entre ellos los cubanos: Silvio rodríguez y Noel Nicola; la argentina Mercedes Sosa; los españoles Víctor Manuel y Ana Belén; el grupo venezolano Los guaraguaos; los dominicanos Jhony ventura, Combite, Expresión Joven, entre . otros.
Cuenta Wilfredo alemany, uno de los organizadores de la actividad, que en principio solo estaba llamada a ser una serie de conciertos en distintas ciudades del país, que no habían planeado que acabara desbordándose de la forma que lo hizo.
La gente al escuchar las canciones que llamaban a levantar la voz, a reclamar los derechos, se enalteció, sacaron pancartas pidiendo la libertad para los presos políticos.
El bown que se puso de manifiesto, provocó que en el séptimo día, el gobierno decidiera mandar la orden de que clausuraran de inmediato el evento. Según Alemany, al parecer el gobierno se intimidó por el poder que había tomado la temática de los presos políticos en la opinión pública, Razón por la cual días más tarde fueron liberados algunos de los presos.
Este logro, desde nuestro punto de vista, ha significado uno de los mayores triunfos que ha conseguido la ciudadanía mediante manifestaciones masivas. Wilfredo Alemany, compara el revuelo ocasionado entonces con el movimiento que en la actualidad exige el 4% para la educación.
Los gobiernos que en república Dominicana han querido tomar el poder como parte íntima de sus bienes, son aquellos que mayor daño le han granjeado al país. No solo los 12 años del doctor, sino todas las dictaduras que de un modo otro significan la opresión, la censura, la muerte sangrienta y la pérdida de derechos tan inherentes al ser humano, como la libertad y la libre expresión del pensamiento.
Tales ejemplos, deben fungir como estampas surcadas en la retina, recordatorio de los errores de los ciudadanos, de los perfiles del abuso y la tiranía, de las víctimas y los sacrificados.
Los seres humanos poseen la libertad en su ser, son entes de expresión. Por tanto, cualquier intención de suprimir la naturaleza humana es similar o peor que la muerte.
J.B
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