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lunes, 7 de junio de 2010

MINOTAURO

Minotauro.

Abro los ojos y veo
Muros que se elevan sobre mi cabeza.
Señudas murallas de rostros inflexibles
Que amenazan con mantenerme prisionero hasta el fin de mis días.

Estrujo con mis manos los párpados
Esperanzado talvés en que sea solo un sueño,
Pero ahí está,
Tan cierta como que existen “cíclopes malignos”.

Miro a derecha e izquierda y veo
En todas direcciones
Paredes que se agigantan a cada paso que doy,
Que forman laberintos infinitos con cada vuelta de mi desesperación.
Son tan oscuros esos rincones,
Hay en ellos tantos despojos de putrefacción.
A cada movimiento, tropiezo con osamentas calcomidas,
Osamentas de soñadores que calleron frente a bestias mitológicas,
Son restos de los cuerpos que una vez se dejaron roer,
Por monstruos misteriosos,
Anacrónicos especimenes de la nada.

A lo lejos se vislumbra una luz,
Tras ella me dirijo.
Está cada vez mas y mas cerca,
Ya estoy a pocos metros de su morada,
A penas tengo tiempo de reaccionar,
Giro sobre mis pasos y hullo,
Tras de mi le siento venir,
Vestido con manchas opacas y en ocasiones peludas.
Su aliento está ceca de mi,
Es un olor nauseabundo,
Es el residuo de tantas víctimas que ignorantes… fueron a ella.

Lo que por luz vi,
Sus ojos eran.
Lo que una salida pareciome,
Una muerte fue.
Lo que me atrajo como salvación,
Ahora abre sus fauses frente a mi piel.

Me doy vuelta en la cama y creo despertar,
Vuelvo a revolverme
Entonces el ruido de un motor me trae a la otra realidad,
Entonces se que aún tras de mi se encuentra,
Es el predador junto al he de convivir
Hasta que termine yo siendo presa
O por lo menos haga creer que fui un gran cazador.

Porque el morirá talvés,
Pero ¿es él la amenaza?
O ¿es esta fantástica realidad en la que he de vivir?

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